Solo…
Perdido en su pensamiento
No tiene sino aliento para proseguir.
Se pregunta, ¿fue el destino?
¿El azar?
¿Su sino?
Imposible distinguir.
Ante la justa indignación
Y la resignación a su sendero
Siniestro ave de mal agüero
No para de aducir.
La suerte está echada
Secuela de decisiones
De opciones limitadas
De amputadas expectativas
De justas indignaciones
Del espíritu indomable
Del héroe inexorable
De la injusta penitencia
De la inicua sentencia
De una inagotable reverencia
Por la redención alcanzable.
Incomprendido
Su soledad no le pesa
Es condición de esencia
Los caminos al presente
Más allá de la vida discurren
Fluyen de siglos de existencia
De justicias denegadas
De atestadas humillaciones
De impuestas vejaciones
De tribulaciones inacabables.
Y ante la invariable abominación
Dispone como mantra sino oración
“Si no yo, ¿quién?”, y proseguido
Lo que sin desdén corresponde:
“Si ahora no, ¿cuándo?”, y
“Si no aquí, ¿dónde?”
--- Por Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra
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